Chistes
Reír es uno de los aspectos más característicos del comportamiento humano: nos diferencia de los animales y aunque nacemos llorando, somos seres risueños. Es necesario para mantener el bienestar físico y mental y es una manera excelente de conseguir relajarse.
Existen varias líneas de investigación sobre el aspecto terapéutico de la risa, tanto en el campo de la psicología como en el de la medicina. Nadie duda de sus efectos benéficos porque todos nos sentimos bien al reír: nos sentimos más satisfechos y se produce una descarga emocional que alivia la angustia y el estrés. Algunos incluso le atribuyen propiedades curativas, porque el estado de ánimo influye en el curso de algunas enfermedades.
Por eso tenemos la intención de compartir un momento de alegría y le convidamos a reír con nosotros. Esperamos no molestar a nadie: intentamos hacerlo con respeto porque sabemos que el humor es una cosa seria.
Un niño de 4 años, muy tímido, va por primera vez al dentista. El doctor intenta entablar conversación, sin conseguir que el pequeño diga absolutamente nada.
Terminada la revisión, intenta otra vez hacer hablar al pequeño.
- ¿Cuántos años tienes?
No hay respuesta.
- ¿No sabes cuántos años tienes? - Vuelve a preguntar el dentista.
Poco a poco, el niño enseña cuatro dedos.
- Ah, ya veo... - dice el dentista - ¿Y no sabes cuánto es eso?
Nuevamente, los cuatro pequeños dedos se levantan. Haciendo un nuevo esfuerzo para iniciar conversación, el dentista insiste.
- ¿No sabes hablar?
El solemne y pequeño paciente mira fijamente al dentista y rompiendo su silencio le contesta:
- ¿Y usted no sabe contar?
El dentista le dice al paciente:
- ¿Podría ayudarme? Grite lo más fuerte posible, simule que siente un gran dolor.
- Pero doctor... ¿eso no es malo para usted?
- Es que hay mucha gente en la sala de espera y no quiero perderme el partido de las 7!
- Perdone, señora, al verla sonreír tengo ganas de invitarla a mi casa.
- ¡Vaya! ¡Qué atrevido!
- ¿Atrevido? No, dentista.
Una señora de cien años va al dentista.
- Vengo para que me quite los dientes...
- Pero señora... ¡usted no tiene dientes!
- ¡Lo que quiero es que me quite los postizos que acabo de tragarme!
Sale un señor de la consulta del dentista y le dice a su mujer que le está esperando:
- Vamos, que ya me saqué las tres muelas.
- ¿Tres? ¡Si sólo tenías una estropeada!
- ¡Es que el dentista no tenía cambio!
En el consultorio:
- Deje de fumar, amigo.
- No puedo, doctor.
- Deje el cigarrillo...
- Le repito que no puedo. Ya he probado con varios doctores y fue imposible...
- Sí, pero yo soy dentista, y si no lo deja... ¿cómo quiere que le revise la boca?
En la puerta de la consulta del dentista.
- Doctor, vengo a que me dé algo para las muelas.
- ¿Tiene dolor?
- No. Tengo hambre.
A la puerta de la consulta del dentista, bien temprano.
- Hola... ¿está el doctor?
- No, señor. Atiende de 2 a 4.
- ¡Ah! ¡Entonces me voy a buscar tres más!
Un hombre va a un sitio donde anuncian: “Se quita la primera muela gratis”. Entra y pregunta:
- Aquí quitan la primera muela gratis... ¿y la segunda?
- No lo sé, nadie vuelve.
Va un hombre al dentista, dolorido y asustado.
- ¡Doctor, me duele la muela!
- Abra la boca, por favor.
- ¡No! ¡Tengo mucho miedo!
- ¿Sabe qué haremos? Le doy una botella de whisky, bebe usted un poco y verá cómo se le pasa el miedo.
Un rato más tarde el hombre ha vaciado la botella.
- ¿Qué tal? ¿Se siente más valiente ahora?
- Sí, ¡pero a ver ahora quién es el guapo que me saca la muela!
Llega un paciente a la consulta del dentista con dolor en una muela. Después de la revisión, el paciente pregunta:
- ¿Voy a perder mi muela doctor?
- Eso no lo sé señor, yo se la voy a entregar en una bolsita... Si la pierde es problema suyo.
Es importante reír, aprender a disfrutar de la pequeña explosión de felicidad que nos brinda una carcajada. Cuidemos nuestra salud en todos los aspectos y regalémonos una buena dosis de risa al día: no tiene efectos secundarios adversos y es saludable, agradable… ¡y barato!
“El día que no reímos es un día perdido”
Charles Chaplin
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